miércoles, 12 de octubre de 2011

“¿No te conmueven las montañas?"

Me decía mi papá ayer, mientras camino a mi trabajo, al final de la Occidental, teníamos al Cotopaxi en pleno, majestuoso. Volví la mirada hacia él, y vi su expresión distinta a la de otras mañanas, como si lidiar con el resto de autos que como yo iban atrasados le fuera indiferente.
Me conmovió más su semblante, maravillado, complacido a pesar de todo, como si la lucha por vencer al tiempo no importara, como si la magia de su nevado a la ciudad le ganara.

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