Me preguntaba Alegría esta mañana cuando íbamos en el auto con la ventana abierta. Bajé el espejo para poder mirarla, que grata sorpresa, vi su carita con una inmensa sonrisa y sus ojos brillar y marabrillar, entretanto sus castaños risos al aire, con cada minuto que pasaba, más y más se despeinaban.
Yo disfruté más el verla jugar, travieso el viento, la dejó con un look Marge Simpson pero la hizo muy feliz.
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