Encanta con su tez clara, sus risos obscuros y su espalda ancha,
sus manos frías, sus labios como frutos rojos, y su descomplicada facha.
Así es él, un delgado caballero como salido de Crepúsculo, lo miro y a veces casi puedo ver sobre su piel un destello de fina escarcha.
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