lunes, 2 de octubre de 2017

Tío Eduardo



Carchense o belga puede ser, tiene de un niño la ternura y de un poeta la locura, mitad juicio y mitad mueca burlona, entre amor y broma.

Da todo lo que puede dar, su casa está de par en par; quien quiere entrar, tiene un rico plato servido en la mesa, música clásica de fondo y lo mejor, una gran conversación para acompañar.

No cambia el cielo por el futuro que le dio Bélgica, su amada esposa Anny, y producto de ese cariño, sus tres amores: Dominique, Cristian y Sebastian.

Aún se enternece con la sonrisa de su “Chiquita” como amorosamente llamaba a su primogénita Dommy, ya grande en años pero eternamente, chiquita, sí! montando su triciclo a blanco y negro, en la pared de su consultorio, sonrisa extendida en el pequeño Martín.  

Tiembla de orgullo con el sonido del motor del “auto de los sueños” como diría Mía, de su querido Gringo.

Y enseñó con su ejemplo, a su “Sebas”, el amor por la naturaleza y deja en él su legado: El cariño a la tierra, al campo y a los animales, la agricultura y la siembra.

Tío Eduardo, 

Gracias por esa copa de vino tinto que tuviste infaltablemente para mi papá, a quien cariñosamente le decías el “Joven Héctor” celebrando siempre su amistad, por cada llamada gentil a mi mamá durante todos estos años, por elogiar su cocina y por ser su amigo, por la especial dulzura con la que siempre te dirigías a mi hermana Chantal, porque no dejaste de aplaudir con alegría cuando se graduó de la universidad, y un gracias grande por el gozo que sentías al ser el padrino de boda de Héctor y Verónica, quienes tiempo después trajeron a la vida a Isabella y a Martina, en ellas corre también un poco de tu sangre, y la continuidad de la vida. 

Sé que ahora estás bien y en el cielo, cuidando a la familia junto a mi abuelito Virgilio, a la gran Lucila y al tío Melito, felices ellos celebrando el día que naciste y el que te fuiste a acompañarlos.

Eduardo, te respeto, te quise y te extrañaré pero celebraré tu vida al escuchar Albinoni y Pachilbel.

Gracias,

Madeleine.

Quito, septiembre 30 de 2017

No hay comentarios:

Publicar un comentario