Cumplí
12
en
octubre
y
en
diciembre
mi
abuelita
nos
dejó,
ya
de
eso
más
de
viente
años
y
aún,
si
me
concentro,
puedo
sentir
su
olor,
y
su
corazón
como cuando
me
abrazaba.
Mi
papá
quiso
que
compartiéramos
con
ella
sus
últimos
días,
y
así,
con
mi
hermano
pasamos
el
último
verano
de
su
vida
con
ella
en
su
natal
San
Miguel.
Dormíamos
en
una
cama
junto
la
suya,
la
habitación
estaba
dividida
por
un
altar,
la
recuerdo
ya
postrada,
rezando
y
sin
sonrisa,
su
cabello
ondulado
ya
gris
y
su
ropa
clara...
Los
otros
veranos
fueron
más
cálidos,
la recuerdo
cocinando, bordando y leyendo,
y a mi, revoloteando a su alrededor impidiéndoselo, dándonos
catequesis, preparándonos para la Primera Comunión, aún conservo
el rosario de concha y nácar que me obsequió aquella vez.
Era
buena
la
mamá
de
mi
papi,
a
mis
hermanos
y
a
mi
nos
llamaba
“sus
oritos”
con
total
cariño.
Veo
las
fotos
de
mi
infancia
y
aún
me
maravillo
con
los
cubrecamas
tejidos
por ella que
nos
regaló,
cuanto
tiempo
debió
dedicarles,
tengo
todavía
una
cobija
suya
y
el
libro
María
de
Jorge
Isaac
que
le
entregó
a
mi
tía
Teresita
“Por
la
culminación
exitosa
de
su
Primer
curso”
como
decía
en
la
dedicatoria,
con
esa
letra
suya
tan
elaborada,
tan
adornada,
tan
esplendorosa.
La
recuerdo masaje andome la pancita la madrugada previa a mi
operación de apéndice y dándome de comer en la boca días después,
no decía mucho pero sus manos hablaban siempre bien por ella.
Muy
corto
el
tiempo
con
ella,
muy
pocos
recuerdos,
pero
gratos.
Que lindos recuerdos de tu abuelita! No hay nadie tan especial como una abuelita que deja tantos recuerdos y olores en nuestros corazones!
ResponderEliminarSiii, lastima que nos dejara tan pronto... :(
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