Querida Dra. Mila:

Le sorprenderá recibir una carta mía. Yo también me sorprendo escribiéndole, pero pensé, por qué no? Digamos que es una prolongación del ejercicio que me puso a redactar el primer día de sesiones.

Recuerdo tan claramente ese día, en su consultorio del centro, con peluches, colores para pintar y su sonrisa aún mas dulce que los caramelos de la mesita, recuerdo mis nervios y recuerdo haber pensado rápidamente y ante la decoración del lugar, que alguien especializado en niños, no iba a ayudarme… ja! Quien diría que de esa ocasión a la ultima vez que la vi, pasaría mas de un año, y de esto ya casi cuatro…

En la última temporada, realmente me entusiasmó poder asistir otra vez a su consulta. Realmente el último año aprendí mucho con usted. Gracias por tener tanta paciencia conmigo durante todo el tratamiento. Realmente…

Estoy repitiendo realmente a cada rato. Por qué hago esto cuando hablo con usted? La admiro tanto y quisiera poder expresarme mejor, pero es como si mi lengua tomara un avión y dejara a mi cerebro en el aeropuerto.

Usted me puso a leer Alicia en el país de las maravillas, hace ya cinco años, este libro, hoy película de estreno y razón por la cual le escribo. Acabo de llegar del cine y transcribo mis pensamientos sobre la marcha. Aquella ocasión lo leí y no lo entendí, me mandó repetirlo, lo recuerdo por que pasé toda una semana tratando de pensar en algo que hiciera link conmigo, y no lo encontré. Hoy vi el libro en pantalla grande, recordé sus palabras: “Para poder ver mejor tu propia vida”, y aún no entiendo bien lo que quería decir…

Escucho Pink Floyd y pienso en que ese sería el tipo de música que escucharía el Sombrerero Loco, psicodélica, tan de él.

En verdad, apenas supe que harían este filme, se me vino a la cabeza. La recuerdo sentada al borde de la silla tomando sus notas, ahora mismo que me lee puedo verla mirándome con esa media sonrisa suya como mira a veces cuando necesita compartir con alguien el absurdo.

A veces suelo pensar que se fue a su Alemania y yo me he quedado aquí sentada, en su diván sin diván, inmóvil, esperando oír su voz vacilante que busca la palabra exacta. Que palabras aquellas! Desesperanza, cambio, brillo… Usted creía que yo no estaba poniendo atención, porque me quedaba mirando por la ventana, cierto?

Creo que entiende que actuara así no por que sintiera rechazo por usted o su tratamiento. Conversar con usted me encantaba, era Azul. Me aterraba desaparecer para siempre bajo su recuerdo, sin llegar a saber nada del resto del mundo. O tal vez, lo que quería, era sabotear a cualquier persona que dijera lo contrario y así seguir para siempre junto a él. Le sorprenderá saber que esto no ha cambiado, creo que en el fondo lo sabía, por eso me dijo continuar no tenía sentido, no sin mi ayuda. Se que se quedó un poco frustrada al no poder ayudarme más, no se preocupe, culpa mía, y al final, no tiene usted una cana por cada paciente a quien le ha tratado de infundir el amor por si mismo?

Quiere que le diga una cosa?, me dio usted tan malos ratos, el primer año de sesiones, con cada consigna semanal, que encontré justo la vez que exploté en plena consulta; pero no, ahora entiendo por que la veía, era yo solo una niña grande y me gané cada dulce que me dio después de cada sesión.

De todas maneras, le quiero decir que ahora pienso de otra manera. Veo la razón de muchas de las cosas que usted me enseñó y hago asociaciones, así que le quiero dar las gracias por haber creído que valía la pena luchar conmigo.

Celeste.

Triste, sola y todavía con Azul (feliz) ya 6 años y más…

Escrito en Quito, cuando pasaron esta movie... creo que fue en marzo del 2010