domingo, 14 de junio de 2020

Siete años sin amor, sin dolor...

Ha pasado un tiempo largo desde que "ame". Es momento de afrontar el tema y escribir.


Por años me recriminé qué hice de malo para que al final "el amor" decidiera dar un paso atrás y  volver a amar a su pasado pero el tiempo me hizo caer en cuenta, que no importó qué hiciera o dejara de hacer, me tenía en la mira y de todas maneras dispararía; y caí, mató mis sueños, mi Fe y mi mejor tiempo, sí! ¿por qué no? en recuperarme se me fue la vida. Tardé pero me levanté, estaba hecha de amor y la bala traspasó mi cuerpo y lentamente al fin salió.


Solía soñar con estar juntos en una otra vida, para esta vez "hacer las cosas bien" para que se quedara, con una segunda oportunidad. Hoy prefiero a alguien nuevo, a alguien que mejore mi vida, a alguien bueno, un amor sin perder la cabeza, sin poseción, que traiga abrigo y paz.


Me siento a mil años luz de distancia de esa Celeste que amaba intesamente; oh, era muy joven y creía que nadie nos separaría, que seríamos siempre ese "tu y yo contra el mundo" como él decía, y venceríamos, ja!


Él fue mi sol de verano, uno tan abrasador que terminé quemándome y cuando se fue, aprendí que el hielo también quema. A esa partida, le sobrevino años de invierno del alma que gracias al cielo pasaron ya, Dios cuanto lo amé!



El tiempo hizo su trabajo y hoy la soledad ya no me consume como antes, me siento más fuerte, más libre, la gruesa costra cayó, dejó una cicatriz imborrable pero ya no se siente, y me recuerda que alguna vez fui joven, ingenua y amé.


Viví el desolación  y avancé, pero confieso tengo mucho miedo del dolor del amor; y a sentirme enamorada, prefiero sentirme tranquila. Me he acostumbrado tanto al estado de vivir con el corazón roto que simplemente lo vivo, volver a saborear ese café amargo, no!



No busco a alguien que me cure, quiero a alguien que no me lastime más.


Hoy estoy sola pero no me siento sola, es diferente y me gusta.



Celeste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario