miércoles, 25 de mayo de 2011

Alegría:

Con tantas cosas apenas y puedo darme un tiempito y escribirte, hoy que cumples dos mesesitos de vida y tu mami ha querido celebrarlos con un pastel. Hoy quiero regalarte mis letras como presente y relatarte los hermosos acontecimientos que pasamos tus tíos, abuelos y padres en estos últimos meses hasta hace poco que Dios nos dio la alegría de tenerte finalmente con nosotros. La bendición ha sido enorme por el regalo tan maravilloso de que vinieras sanita y tan bonita.

Te esperábamos con tanto amor, nos diste espacio suficiente para este tan especial acontecimiento, tu llegada, así tus baby showers estuvieron a tiempo e incluso te hiciste esperar hasta que llegó el día de tu nacimiento:

Una llamada de mi papi me advertía que ya llegaba el momento, con tu mami ya en el hospital, venías en camino. Era difícil creerlo, pues aunque la pancita de Vero estaba muy grande a ella siempre se la sentía llena de energía y como sin ninguna molestia o dolor. Ese día en el hospital permaneció en observación las primeras horas de la mañana y no fue sino hasta la 13:20 de un 20 de septiembre que naciste! En esos días había llovido pero tu llegaste con el sol!

Afuera del quirófano todos esperándote no hallábamos la hora de poder ver tu carita hasta cuando por fin vimos venir a una enfermera que nos anunciaba “es una linda niñita” mientras apurada corría por el pasillo en busca de ropita. Al rato la volvimos a ver esta vez ya contigo en sus brazos. Los abuelos al verte por primera vez te miraban con inmensa ternura, para todos fue una descarga de sensaciones de felicidad y alivio. Ahí estábamos abrazándonos unos a otros felicitándonos por ser “abuelos y tías” por primera vez pero definitivamente no fue sino cuando escuchamos tu primer llanto que el tiempo de todos los que te mirábamos tras el cristal se congeló! Tu, una pequeña figurita que protestaba, temblaba y se hacía sentir al tiempo que hacía muy feliz a su familia.

Los primeros días en la clínica fueron para tu mamita una mezcla entre una mujer débil y adolorida, y a la vez, una madre llena de vigor y alegría, lista para atender a su bebé. Tan pronto como niña y mamá tuvieron el OK de los respectivos médicos armamos maletas mientras todos tratábamos de contener el corazón emocionado por llevarte a tu casa, a tu habitación, a tu cuna, a tu familia. Al llegar a la casa, tu papi llevó en sus brazos a tu mami para que no caminara y yo tuve la inmensa suerte de llevarte a ti en los míos.

Para mi hermano y Vero ha sido una nueva experiencia en la que sus habilidades como padres primerizos se han ido perfeccionando con el pasar de los días, con mucho entusiasmo y empeño han ido tomando confianza en un mundo donde la inexperiencia es el mayor impedimento pero pronto han aprendido a alimentarte, cambiar tu pañal, y hasta bañarte sin mayor dificultad mientras los flamantes abuelos y tíos solo nos dedicamos a colmarte de cariños.

Tu mami se ha quedado en casa para cuidarte, copas todo su tiempo pero ella lo hace con especial dedicación y amor, se entiende muy bien contigo, te mira y no se pierde ni uno de tus gestos, de tus movimientos, de tus sonrisas. Dicen que todavía no puedes ver muy bien pero sin embargo cuando abres tus ojitos parece como si la miraras.

Ahora con tu llegada ya no son solo tus papás, ahora ya son tres, te tienen a ti, se tienen los tres. Han empezado una vida en familia, en su pequeña familia.

Y pensar que hoy te tenemos ya por sesenta días y no podemos esperar a que crezcas para verte revolotear por la casa llenándola de tus risas.

Pequeña sobrina que cumplas dos, tres, mil meses más y que tengamos la dicha de verte crecer.

Con amor,

Celeste.

Escrito en Quito, en noviembre 20 de 2007

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