domingo, 28 de septiembre de 2014

Un viaje...

Salí de aquella cantina dejando atrás: aquel esqueleto de búfalo cuya cabeza con largos cuernos siniestramente adornaba la pared del saloon, la música animada y al misterioso caballero con el que apenas crucé una mirada pero sentí me miró por largo tiempo y con cierto interés lejano. Me fui pensando en él no sé por qué... ya recordándolo, como envuelto en neblina por el humo de su tabaco... Afuera, ya caminando, junto a este chico gordo, un desconocido que extrañamente era mi pareja y tenía un parecido increíble al hombre del cartel de "se busca vivo o muerto" que estaba colgado por todo el viejo pueblo, por un momento desee fuera en realidad él y pronto viniera el comisario a llevárselo de mi lado o algún interesado a ganarse la recompensa. El polvo levantándose por el viento llegó a mis ojos, de pronto y las casas de madera oscura, las carretas y las personas vestidas con tonos marrones y botas, con sombrero y pajillas en los dientes empezaron a mezclarse unas con otras, el camino polvoriento se fue haciendo cada vez mas largo y profundo y el sonido de los caballos galopando lentamente se fue apagando, y enseguida vino ese calor de dentro. Cerré mis ojos, con la resistencia de siempre a lo desconocido y caí. De repente caí, y ya en el suelo, abrí mis ojos y ya era de noche, pronto advertí que estaba en otro tiempo, y aún aturdida empecé a caminar... Hacía calor, era verano lo supe por mi camiseta de tiritas y la falda ligera estampada con flores que llevaba y las sandalias nude claro... Empecé a detallar el lugar, a reconocerlo tal vez, debió haber sido un día luminoso, con un cielo transparente, lo supe por las estrellas brillantes de esa noche. Me sentí perdida, asustada, como una niña que lloraba y llamaba a sus padres y que en cada encrucijada escogió siempre el camino equivocado, estaba extraviada para toda la eternidad. Senti sed... entré en una cantina, un sitio solitario pero con demasiada luz para mis ojos, apenas entré decidí irme sin pedir nada y en el momento en que gire mi cabeza para marcharme, vi a alguien sentado en la barra, en esas sillas altas que tienen los bares, junto a un vaso de cerveza a medias, y un cigarrillo entre los dedos con varios centímetros de ceniza a punto de caer, llevaba un abrigo obscuro, un candado que daba marco a sus labios y los ojos puestos en la oscuridad de donde llegaba el aire que refrescaba el lugar, el humo envolvía su rostro y a pesar de esto, advertí su clara mirada, la reconocí, me detuve por unos instantes a mirarlo y después de dudarlo por un rato, pude reconocerlo a través del tiempo, era él. Al reconocerlo me sentí lucida otra vez. No supe qué hacer ni que decir ni siquiera qué pensar y solo pude mirarlo con alivio mientras él, que visto desde acá parecía inmóvil, acababa de fumar y dejaba delicadamente caer la ceniza en el suelo. Y volví a la realidad, a la sed, lo dejé. Deseé tanto un vaso de te, uno muy frío, refrescante, casi lo terminé mentalmente y ya estaba mordiendo los hielos pero no pasó, mi falda no tenía bolsillos, y terminé tomando el agua que el gentil bar tender me brindo. Me senté a esperar, extrañamente tenía la sensación de que vendrían por mi, la música cambió, me agradó, era un rock ligero... La gente empezó a llegar, pronto se llenó el lugar, la intensidad de la luz bajó, la música subió y el humo colmó el ambiente, empecé a dudar, a volver a esa mirada, a quedarme. Escrito en Linate - Milano, la noche que amaneci en el aeropuerto...

jueves, 25 de septiembre de 2014

Mi amada Alegría,

Hace 7 años llegaste a nuestras vidas, atrás quedaron tus días de pañales y ahora luces como una hermosa infante, dejaste ya tus cachitos por una cola de caballo y prefieres los ponys a las princesas. Siento nostalgia de tus días de bebita, y al mismo tiempo, una gran alegría, por haber podido ver, como creciste frente a mis ojos y te convertiste en una linda nenita. Chiquita, hoy que oficialmente tienes uso de razón, con todo el amor del mundo, quiero dejarte unos consejos que me gustaría, los sigas a lo largo de tu camino: 1. Cuida tus dientes, son para siempre. 2. Usa bloqueador solar cada día. 3. Protege a tu hermana, para ella siempre serás su ejemplo a seguir, y 4. No olvides que para tu familia lo eres todo en nuestras vidas. Feliz cumpleaños mi niñita grande. Tía Ce. Amsterdam, septiembre 20 de 2014.