La siguiente escena, ya sobrevolando unos prados dorados en algún
campo cercano a Loja, disfrutaba del paisaje, de la altura, hasta del sonido de
los motores del aeroplano…
Tercera escena, de vuelta en la agencia con
mi relato entregado, feliz, me tomaba una taza de café sin darme cuenta de que
en mi taza decía geek, lo pensaba por un momento y me daba cuenta de que en ese
mundo todos lo éramos, había tomado solo un mug más de muchos, miré mi atuendo,
traía unos pantalones en rosa claro, una camiseta blanca con un gatito con
gafas estampado y una leva café, pero lo que más me gustó fueron los lentes con
marcos rojos que usaba, esos que cuando los ves piensas que quien los lleva
debe ser interesante…
Pronto me sentí incluida en ese mundo, de repente en la pequeña cafetería tenía alguien de frente, su jean verde opacaba su chaqueta negra y bufanda, era un chico peinado despeinado, piercing en la ceja y linda sonrisa, nos contábamos de cuando sentíamos “algo” y ya podíamos oír el sonido de las teclas en movimiento dentro nuestra cabeza, sabíamos que se venía un escrito.. Ya éramos cómplices y los dos sonreíamos…
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