lunes, 29 de abril de 2024

Tias...

 Recientemente festejamos el día de la madre, y aún seguimos en mayo, todos fuimos bendecidos al tener una Mamá, pero contar con una tía especial es una doble bendición y yo lo he sido con las mías, que antes de ser madres fueron tías y desde mi infancia las recuerdo siempre conmigo, como personas muy presentes en mi vida.

- A Anny para empezar, Madrina de mi hermano, de Alejita y mía, siempre cariñosa, siempre buena anfitriona, seguro todos los aquí presentes coincidirán conmigo en que es una excelente chef, el olor a crema de verduras que inunda la casa de los Ortiz Van Hecke, se siente como hogar cuando los visitas. Siempre acolite de sus hijos, protectora de animales y apegada a la familia de su esposo, quiero que sepas que eres una tía a la que tengo un gran cariño y me siento contenta de que seas miembro de la familia.

- Melita, le pedí al Mogui te definiera en dos palabras, "puro amor" sin pensarlo respondió! y acertó!, siempre abierta a escuchar a la familia, positiva y pensando desde el amor, con la confianza de que todo saldrá bien. Con unas manos de seda, bendecidas, tejiendo con hilos de amor para los suyos. 
Cuantas veces me peinaste con lindas trenzas durante mi infancia, cuantas más me guiaste, me secaste las lágrimas y me abrazaste por la partida de mi papá, gracias, y gracias también por querer heredarme tu espíritu deportivo a través de un balón de básquet cuando era niña... soñaba con ser como tu en la cancha, la capitana del equipo, la respetada adversaria, así te imaginada cuando te veía corear con la mano en el pecho el himno a Colombia, recordando tus glorias juveniles en los partidos del Colegio Champagnat contra el San Gabriel, a los que me llevaste cuando era adolescente... ¡Oh, Gloria inmarcesible!, ¡Oh, júbilo inmortal!...

- Niña Miche como te dice mi mamá, es una suerte que ella tenga una hermana como tú, porque eres el mejor ejemplo de unión y cariño que puede existir entre miembros de una misma sangre, eres la tía más solidaria y precursora de la continuidad familiar y eres también una excelente profesional, qué hermano y sobrino de tu familia no ha pasado por tu consultorio, ayayay cómo nos hiciste sufrir en la adolescencia con los frenos que a toditos nos pusiste. Recuerdo cuando mis hermanos y yo éramos niños y con tu primer sueldo nos regalaste unos jeans Lee por haber ganado el año, detalles que se quedaron en el corazón de unos niños felices, hoy adultos agradecidos, gracias por esto, por el almuerzo que gentilmente preparaste para celebrar mi grado de Escritora y por tanto...

- Gordita, si le preguntas al Milton Xavier por la tía Anita de su infancia, te dirá que la recuerda con unas lindas manos, con uñas largas y muy bien arregladas y elegante como toda una oficinista, yo la recuerdo más casa adentro, bronceándose con coca cola en la terraza, poniéndose cerveza en el cabello para aclararlo, comiendo un poquito más el fin de semana y asustada empezando la dieta cada lunes, y la escucho aconsejándome: "Comerás todo mijita, cuando crezcas tienes que ser alta, sino te van a decir presita de cuy."
Gracias tía por las cálidas caminatas de tu mano en un soleado Quito de los ochentas, en donde al encontrarte con conocidos, ante sus preguntas de si yo era tu hija por nuestro parecido físico, siempre sonreías y con un cálido "es mi sobrina pero me encantaría que lo fuera" respondías! y mi corazón sonreía contigo, gracias por los cuentos por la noche, recuerdo como con mis hermanos nos turnábamos para dormir cada noche contigo, y gracias por quedarte conmigo a pesar de la distancia y los años.

- Y por qué no incluir a mi mamá, también tía, quien usó la misma técnica para decorar el pastel de todas los bautizos y primeras comuniones de todos sus sobrinos. Alicha como te dicen de cariño, la de la casa madre, quien junto a sus hermanos mayores cuido de los menores aún siendo ella misma una niña, la del buen sazón y el buen baile. 
Mamita me enseñaste a luchar, a ser perseverante y a cumplir cada uno de mis objetivos, y me diste la fuerza para trabajar, a ti te debo cada logro mío y para ti todo lo que soy.

Tías Ortices, tías queridas, gracias a Dios siempre las hemos tenido en nuestro caminar y estamos muy agradecidos por toda su entrega, su dedicación y los buenos consejos que nos han brindado, porque lo único que han deseado para sus sobrinos como para sus propios hijos, ha sido nuestro bienestar. Gracias infinitas por todo su amor y por ser pilares ejemplares de la familia Ortiz Ruano y de nuestras vidas, mujeres valientes y dedicadas que construyeron lindos hogares, criaron hijos de bien y hoy son abuelas amorosas. Tengan la certeza de que su papito Virgilio desde el cielo, se siente orgulloso de ustedes.

Dios las bendiga siempre,

Madeleine